Viernes 5 de abril
CURSO ANUAL
TEÓRICO Nº 2
LA SEMIOLOGÍA
Guía
de lectura
DISEÑO.COM
Capítulo
1
“La
semiología”
1.
El signo: unidad mínima de significación.
2.
Definición de Lengua
3.
Definición de Habla
4.
Definición de Lenguaje
5.
La diferencia entre lengua e idioma
6.
La diferencia entre lenguaje y vocabulario
7.
La semiología: semeion
8.
Definición de Saussure
9.
El signo según Saussure: definición
10.
El significado
11.
El significante
12.
Lo arbitrario del signo
13.
Carácter lineal del significante
14.
Inmutabilidad y mutabilidad: conceptos solidarios
15.
El valor.
16.
Paradigma y Sintagma: los dos ejes del lenguaje
17.
Denotación y Connotación
18.
El signo de vestimenta.
19.
La diferencia entre objeto cosa y objeto lingüístico
20.
El lenguaje y las ideas
21.
El mito bíblico: lengua y habla en Adán.
22.
¿Tiene sentido la búsqueda de una lengua “perfecta”?
23.
Babel: la confusión de lenguas, el multilingüismo
24.
El lenguaje: una laberinto de símbolos
25.
La bifurcación es en el tiempo: carácter lineal del significante. Mutabilidad e
inmutabilidad
26.
El jardín de senderos es una enorme adivinanza
TEXTOS COMPLEMENTARIOS
OBLIGATORIOS
Ajedrez, por ejemplo
El que sigue es un ejemplo de
Ferdinand de Saussure para lo conceptos de valor, sincronía y diacronía. Son
fragmentos tomados de los capítulos “La lingüística estática y la lingüística
evolutiva” e “Identidades, realidades, valores” del Curso de lingüística general.
(…) Una partida de ajedrez es como
una realización artificial de lo que la lengua nos presenta bajo una forma
natural.
Veámoslo de cerca.
En primer lugar, un estado de juego
corresponde perfectamente a un estado de lengua. El valor respectivo de las piezas
depende de su posición en el tablero; lo mismo que en la lengua cada término
tiene su valor por oposición con todos los demás términos.
En segundo lugar, el sistema nunca
es más que momentáneo; varía de una posición a otra. Es que los valores dependen
también, y sobre todo, de una convención inmutable, la regla del juego, que
existe antes del inicio de la partida y perdura tras cada jugada. Esta regla,
admitida de una vez por todas, existe también en materia de lengua: son los
principios constantes de la semiología.
Por último, para pasar de un
equilibrio a otro, o –según nuestra terminología- de una sincronía a otra,
basta el desplazamiento de una pieza; no hay trastorno general. Aquí tenemos el
paralelo del hecho diacrónico con todas sus particularidades. En efecto:
a)
Cada jugada de ajedrez no pone en movimiento más que una sola pieza; de igual
modo, en la lengua los cambios se refieren a elementos aislados.
b)
A pesar de esto, la jugada tiene una repercusión en todo el sistema; al jugador
le es imposible prever exactamente los límites de ese efecto. Los cambios de
valores que resulten serán, según el caso, o nulos, o muy graves, o de
importancia media. Tal jugada puede revolucionar el conjunto de la partida y
tener consecuencias incluso para piezas dejadas de lado. Con la lengua ocurre
exactamente lo mismo.
c)
El desplazamiento de una pieza es un hecho absolutamente distinto del
equilibrio precedente y del equilibrio subsiguiente. El cambio operado no
pertenece a ninguno de esos dos estados: pero los estados son lo único
importante.
En una partida de ajedrez, cualquier
posición dada tiene por carácter singular estar liberada de sus antecesores; da
exactamente igual que se haya llegado a ella por una vía o por otra; el que ha
seguido toda la partida no tiene la menor ventaja sobre el curioso que viene a
ver el estado del juego en el momento crítico; para describir esta posición es
completamente inútil recordar lo que acaba de pasar diez segundos antes.
Igualmente, todo esto se aplica a la lengua y consagra la distinción radical de
lo diacrónico y lo sincrónico. El habla no opera más que sobre un estado de
lengua, y los cambios que suceden tras los estados no ocupan en ellos lugar
alguno.
Sólo hay un punto en que la
comparación no concuerda: el jugar de ajedrez tiene la intención de realizar el
desplazamiento y de ejercer una acción sobre el sistema, mientras que la lengua
no premedita nada; es espontánea y fortuitamente como sus piezas se desplazan
–o mejor, se modifican- en ella. Para que la partida de ajedrez se parezca por
entero al juego de la lengua, habría que suponer un jugador inconsciente o
ininteligente. Por otra parte, está única diferencia hace más instructiva aún
la comparación, mostrando la absoluta necesidad de distinguir en lingüística
los dos órdenes de fenómenos: Porque si los hechos diacrónicos son
irreductibles al sistema sincrónico que condicionan cuando la voluntad preside
un cambio de ese género, con mayor motivo lo serán cuando enfrentan una fuerza
ciega con la organización de un sistema de signos.
(…) Tomemos un caballo: ¿es en sí
mismo un elemento del juego? No, con toda seguridad, porque en su materialidad
pura, fuera de su casilla y de las demás condiciones del juego, no representa
nada para el jugador y sólo se convierte en elemento real y concreto cuando se
reviste de su valor y forma cuerpo con él. Supongamos que en el transcurso de
una partida esta pieza resulta destruida o perdida: ¿se la puede reemplazar por
otra equivalente? Por supuesto: no solamente por otro caballo, sino por una
figura carente de todo parecido con ésta que será declarada idéntica, con tal
que se le atribuya el mismo valor.
Lenguaje, del
diccionario
Etimología:
Del latín lingua “órgano humano para
comer y pronunciar”, de donde deriva lenguaje “manera de hablar” y otros
vocablos como lenguado “pez con forma de lengua”.
LENGUAJE.
·
Conjunto de sonidos articulados con que
el hombre manifiesta lo que piensa o siente.
·
Lengua, sistema de comunicación verbal.
·
Manera de expresarse. Lenguaje culto, grosero,
sencillo, técnico, forense, vulgar.
·
Estilo y modo de hablar y escribir de
cada persona en particular.
·
Uso del habla o facultad de hablar.
·
Conjunto de señales que dan a entender
algo. El lenguaje de los ojos, de las flores.
·
Informática. Conjunto de signos y reglas
que permiten la comunicación con un ordenador.
·
Informática. –de alto nivel. Lenguaje
que facilita la comunicación con un computador mediante signos convencionales
cercanos a los de un lenguaje natural.
·
Informática. –ensamblador. Lenguaje muy
similar al de máquina, con pequeñas modificaciones mnemotécnicas que facilitan
su uso. Es de nivel inmediatamente superior al de máquina.
·
Informática. –máquina. Conjunto de
instrucciones codificadas que una computadora puede interpretar y ejecutar directamente.
·
Conjunto de sonidos articulados
Siguiendo
a Saussure “la lengua es el lenguaje menos el habla”. La definición es precisa
porque señala que si al lenguaje articulado le “quitamos” el habla que es su
puesta en acto individual, nos queda la lengua -como resultado- que son las
reglas, las normas, las convenciones, etc. El habla es individual y la lengua
es social. Por cuestiones didácticas siempre he definido al lenguaje
constituido por la lengua y el habla. Esta “solución” supone un pasaje de términos
que resulta de más fácil comprensión que la formulación original de Saussure.
…
con que el hombre manifiesta lo que piensa y siente.
“El
hombre – ya sabemos es una generalización que se refiere a “seres humanos” o,
mejor aún a sujetos. Creo que no vale la pena señalar el prejuicio sexista. .
El diccionario da por supuesto que “lo que sueña” se halla dentro de “lo que
piensa y siente”.
Lengua,
sistema de comunicación verbal.
Aquí
es dónde más cerca estamos de la definición de lenguaje según Saussure. Esta
acepción responde a la noción de lenguaje que surge de la lingüística y -más
precisamente- de la semiología. En efecto, “en la lengua no hay más que
diferencias”, y esas diferencias son fonológicas. Dicho de otra manera: el
lenguaje es un sistema porque la lengua lo es.
Manera
de expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, técnico, forense, vulgar.
El
estilo se encuentra inscripto en el lenguaje pero no es en sí mismo un
lenguaje. Cuando no referimos al estilo de un escritor como un lenguaje, lo hacemos
porque ese estilo marca una tendencia, un paradigma dentro de la literatura, o
una marca de su identidad.
Conjunto
de señales que dan a entender algo. El lenguaje de los ojos, de las flores.
En
las conversaciones cotidianas nos referimos a ciertos repertorios o glosarios
como un lenguaje. Bien, estos conjuntos de términos no son un lenguaje para la
semiología porque su “razón de ser” es un conjunto de términos que –no
necesariamente- se establecen por oposiciones y diferencias. Una colección no es
un lenguaje. Menos aún cuando los elementos de ese repertorio no son
lingüísticos, como es el caso de las flores. En cuanto al lenguaje de los ojos,
yo hubiera preferido como ejemplo “el lenguaje de la mirada”; sean ojos o
miradas, tampoco son lenguajes.
El
color -como percepción material- tampoco se constituye en un lenguaje. Esta
cuestión la encontrará ampliada en un el subtítulo “¿Semiología o semiótica del
color?” del capítulo “Las connotaciones del color de diseño.com. También en una
conferencia que di sobre el mismo tema en el Congreso ARGENCOLOR 2002, en la
ciudad de Rosario (se encuentra en internet:
www.fadu.uba.ar/sitios/sicyt/color/02pon.htm ).
Uso
del habla o facultad de hablar
Nuevamente
nos podemos acercar a Saussure: “el lenguaje no es natural en el hombre, lo que
es natural es su capacidad de producir hechos de lengua”.. Venimos “diseñados”
para el lenguaje pero no nacemos con lenguaje. Es obvio, en esta acepción han
quedado excluidos los animales debido a que poseen ciertas conductas adaptativas
de señales que no son un lenguaje verbal (aunque algunos respondan con
determinada conducta a determinada palabra). Es cierto: “algunos perros sólo
les falta hablar”. Es más, uno podría decir que “lo hacen a su manera”, pero
–lamentablemente- esto no es más que una resignificación o una metáfora.
Informática.
Conjunto de signos y reglas que permiten la comunicación con un ordenador.
Es interesante ver el espacio que el
Diccionario de la Lengua Española (2001) adjudica a todas las acepciones que surgen
de la informática.
Veamos:
la comunicación con un ordenador no es tal. En todo caso, podemos decir que nos
comunicamos a través de ordenadores (para nosotros “computadoras”) mediante el
correo, el Chat, etc. Podríamos agregar que la PC es, sobre todo, un Medio de
Comunicación. Pero cuando usamos la PC con cualquier programa “sin conexión” no
nos estamos comunicando con la máquina. El hecho de que la relación se
establezca a partir de un sistema de códigos complejo no significa que entre
una persona y la máquina se establezca una comunicación (sería equivalente a
decir que nos comunicamos con un cuaderno o una licuadora). La interfase ha
hecho cada vez más íntima la relación entre el sujeto y la PC, la ha
“naturalizado”. Pero, la PC sigue siendo una máquina; no es un sujeto.
El diccionario separa y aclara los
distintos niveles de “lenguaje” entre el sujeto y la interfase, el “lenguaje”
de los programas (cada vez más analógicas), y el “lenguaje de máquina” casi
inaccesible para el usuario común. Bien, siguiendo las definiciones de Saussure
no son lenguajes: son modelos de codificación.
Para la clase de trabajos prácticos del viernes 12 de
abril:
Estudiar:
En
DISEÑO.COM:
Prólogo,
Introducción y Capítulo 1 "La semiología"
En
Módulo 1:
Del
Curso de lingüística general,
Ferdinand de Saussure:
Capítulo
IV: El valor lingüístico.
Capítulo
V: Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas.