martes, 19 de enero de 2016

- Teórico Nº 2: La semiología



Miércoles 20 de enero

TEÓRICO Nº 2
LA SEMIOLOGÍA

Guía de lectura

DISEÑO.COM
Capítulo 1
“La semiología”

1. El signo: unidad mínima de significación.
2. Definición de Lengua
3. Definición de Habla
4. Definición de Lenguaje
5. La diferencia entre lengua e idioma
6. La diferencia entre lenguaje y vocabulario
7. La semiología: semeion
8. Definición de Saussure
9. El signo según Saussure: definición
10. El significado
11. El significante
12. Lo arbitrario del signo
13. Carácter lineal del significante
14. Inmutabilidad y mutabilidad: conceptos solidarios
15. El valor.
16. Paradigma y Sintagma: los dos ejes del lenguaje
17. Denotación y Connotación
18. El signo de vestimenta.
19. La diferencia entre objeto cosa y objeto lingüístico
20. El lenguaje y las ideas
21. El mito bíblico: lengua y habla en Adán.
22. ¿Tiene sentido la búsqueda de una lengua “perfecta”?
23. Babel: la confusión de lenguas, el multilingüismo
24. El lenguaje: una laberinto de símbolos
25. La bifurcación es en el tiempo: carácter lineal del significante. Mutabilidad e inmutabilidad
26. El jardín de senderos es una enorme adivinanza

            “El valor lingüístico”
            Capítulo 4 de Curso de lingüística general, Ferdinand de Saussure

               LA LENGUA COMO PENSAMIENTO ORGANIZADO EN LA MATERIA FÓNICA
1.     Las ideas y los sonidos
2.     “No hay ideas preestablecidas, y nada es distinto antes de la aparición de la lengua”.
3.     “Podría llamarse a la lengua el dominio de las articulaciones” (…) “La lengua es comparable todavía a un hoja de papel”.
4.     Lo arbitrario del signo y el hecho social: “La colectividad es necesaria para establecer valores cuya única razón de ser está en el uso y en el consenso general: el individuo por sí solo es incapaz de fijar alguno”.
5.     No es una suma de signos, es un sistema.

  
               EL VALOR LINGÚISTICO CONSIDERADO EN SU ASPECTO CONCEPTUAL
1.     “El valor, considerado en su aspecto conceptual, es sin duda de la significación y es muy difícil…”
2.     Aspecto paradójico de la situación.
3.     “Si las palabras se encargaran de representar conceptos dados de antemano, de una lengua a otra tendrían correspondencia exacta para el sentido, pero no es así.”

               EL VALOR LINGÚISTICO CONSIDERADO EN SU ASPECTO MATERIAL
1.     “Lo que en la palabra importa no es el sonido mismo, sino las diferencias fónicas que permiten distinguir esta palabra de todas las demás, porque son ellas las que portan la significación.”
2.     “Por otra parte, es imposible que el sonido, elemento material, pertenezca por sí mismo a la lengua.”
3.     “Este principio es tan esencial que…”
4.     “Los signos de la escritura son arbitrarios…”
5.     “El valor de las letras es puramente negativo y diferencial…”
6.     “Los valores de la escritura sólo actúan por su oposición recíproca…”
7.     “El medio de producción del signo es totalmente indiferente…”

               EL SIGNO CONSIDERADO EN SU TOTALIDAD
1.     “Todo lo anterior equivale a decir que en la lengua no hay más que diferencias.”
2.     “Pero decir que todo es negativo en la lengua, sólo es cierto del significante y el significado tomados por separado.”
3.     “(…), la lengua es una forma y no una substancia…”


TEXTO COMPLEMENTARIO OBLIGATORIO

Ajedrez, por ejemplo

            El que sigue es un ejemplo de Ferdinand de Saussure para los conceptos de valor, sincronía y diacronía. Son fragmentos tomados de los capítulos “La lingüística estática y la lingüística evolutiva” e “Identidades, realidades, valores” del Curso de lingüística general.

            (…) Una partida de ajedrez es como una realización artificial de lo que la lengua nos presenta bajo una forma natural.
            Veámoslo de cerca.
            En primer lugar, un estado de juego corresponde perfectamente a un estado de lengua. El valor respectivo de las piezas depende de su posición en el tablero; lo mismo que en la lengua cada término tiene su valor por oposición con todos los demás términos.
            En segundo lugar, el sistema nunca es más que momentáneo; varía de una posición a otra. Es que los valores dependen también, y sobre todo, de una convención inmutable, la regla del juego, que existe antes del inicio de la partida y perdura tras cada jugada. Esta regla, admitida de una vez por todas, existe también en materia de lengua: son los principios constantes de la semiología.
            Por último, para pasar de un equilibrio a otro, o –según nuestra terminología- de una sincronía a otra, basta el desplazamiento de una pieza; no hay trastorno general. Aquí tenemos el paralelo del hecho diacrónico con todas sus particularidades. En efecto:

a) Cada jugada de ajedrez no pone en movimiento más que una sola pieza; de igual modo, en la lengua los cambios se refieren a elementos aislados.

b) A pesar de esto, la jugada tiene una repercusión en todo el sistema; al jugador le es imposible prever exactamente los límites de ese efecto. Los cambios de valores que resulten serán, según el caso, o nulos, o muy graves, o de importancia media. Tal jugada puede revolucionar el conjunto de la partida y tener consecuencias incluso para piezas dejadas de lado. Con la lengua ocurre exactamente lo mismo.

c) El desplazamiento de una pieza es un hecho absolutamente distinto del equilibrio precedente y del equilibrio subsiguiente. El cambio operado no pertenece a ninguno de esos dos estados: pero los estados son lo único importante.

            En una partida de ajedrez, cualquier posición dada tiene por carácter singular estar liberada de sus antecesores; da exactamente igual que se haya llegado a ella por una vía o por otra; el que ha seguido toda la partida no tiene la menor ventaja sobre el curioso que viene a ver el estado del juego en el momento crítico; para describir esta posición es completamente inútil recordar lo que acaba de pasar diez segundos antes. Igualmente, todo esto se aplica a la lengua y consagra la distinción radical de lo diacrónico y lo sincrónico. El habla no opera más que sobre un estado de lengua, y los cambios que suceden tras los estados no ocupan en ellos lugar alguno.

            Sólo hay un punto en que la comparación no concuerda: el jugar de ajedrez tiene la intención de realizar el desplazamiento y de ejercer una acción sobre el sistema, mientras que la lengua no premedita nada; es espontánea y fortuitamente como sus piezas se desplazan –o mejor, se modifican- en ella. Para que la partida de ajedrez se parezca por entero al juego de la lengua, habría que suponer un jugador inconsciente o ininteligente. Por otra parte, está única diferencia hace más instructiva aún la comparación, mostrando la absoluta necesidad de distinguir en lingüística los dos órdenes de fenómenos: Porque si los hechos diacrónicos son irreductibles al sistema sincrónico que condicionan cuando la voluntad preside un cambio de ese género, con mayor motivo lo serán cuando enfrentan una fuerza ciega con la organización de un sistema de signos.
            (…) Tomemos un caballo: ¿es en sí mismo un elemento del juego? No, con toda seguridad, porque en su materialidad pura, fuera de su casilla y de las demás condiciones del juego, no representa nada para el jugador y sólo se convierte en elemento real y concreto cuando se reviste de su valor y forma cuerpo con él. Supongamos que en el transcurso de una partida esta pieza resulta destruida o perdida: ¿se la puede reemplazar por otra equivalente? Por supuesto: no solamente por otro caballo, sino por una figura carente de todo parecido con ésta que será declarada idéntica, con tal que se le atribuya el mismo valor.


Para la clase de trabajos prácticos del jueves 21 de enero:

Estudiar:

En DISEÑO.COM:
Prólogo, Introducción y Capítulo 1 "La semiología"

En Módulo 1:
Capítulo IV: “El valor lingüístico”
Capítulo V: “Relaciones sintagmáticas y relaciones asociativas”
Capítulo VI: “Mecanismos de la lengua”
De Curso de lingüística general, Ferdinand de Saussure.

Aplicación conceptual

Compare y discuta las acepciones de lenguaje y sistema del Diccionario de la RAE con las definiciones de Saussure.

LENGUAJE.
Del latín lingua “órgano humano para comer y pronunciar”, de donde deriva lenguaje “manera de hablar” y otros vocablos como lenguado “pez con forma de     lengua”.

1.     Conjunto de sonidos articulados con que el hombre manifiesta lo que piensa o siente.
2.     Lengua, sistema de comunicación verbal.
3.     Manera de expresarse. Lenguaje culto, grosero, sencillo, técnico, forense, vulgar.
4.     Estilo y modo de hablar y escribir de cada persona en particular.
5.     Uso del habla o facultad de hablar.
6.     Conjunto de señales que dan a entender algo. El lenguaje de los ojos, de las flores.

SISTEMA.
Del lat. tardío systēma, y este del gr. σύστημα sýstēma.

1. m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí.
2. m. Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto.
3. m. Biol. Conjunto de órganos que intervienen en alguna de las principales funciones vegetativas. Sistema nervioso.
4. m. Ling. Conjunto estructurado de unidades relacionadas entre sí que se definen por oposición; p. ej., la lengua o los distintos componentes de la descripción lingüística.